Mi papá, mi padre, mi pipo
Mi papá, mi padre, mi pipo - dices orgullosa-.
Y tu mirada se torna brillante, seductora, un poco pícara.
Y tu gesto se hace divertido, ¡alegre como nunca!
Sabedora de lo que se te avecina, corres a esconderte.
Y tu padre te atrapa en sus brazos, te alza, te enreda, te rueda, te sube, te baja... te jalea.
Tu padre pone música en tu alma, inteligencia en tu risa.
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