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Sin título

¿Qué me pasa?
¿Por qué estoy tan inquieta, tan nerviosa estos días?
¿Por qué este sin vivir?
¿Acaso no sé ya de sobras de tu existencia?

He sentido tu luz cálida recorriendo mi cuerpo,
una hebra de azafrán enraizada en mis entrañas, no sólo en mi corazón.
Formas parte de mí desde hace tanto, que no me reconozco sin tu existencia y sin embargo...
¿tengo dudas?
¿tengo miedo?

Quizás sea el pálpito mismo del deseo de conocerte.
Intento una calma que me traiciona y me vence el anhelo de ver tu rostro, de leer sobre ti, de señalar en el mapa el lugar en el que duermes.

Quiero degustar ya ese primer encuentro con el que sueño cada día,
ese primer encuentro que me precipitará, en unas pocas semanas más a esa ansiada China que te ha visto nacer.

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