Blogia
Adoptalia

Otros nos indican el camino

Sí, no nos cansamos de escuchar, de leer, de compartir experiencias y sentimientos de otros hombres y otras mujeres que nos hacen sentirnos acompañados en nuestro camino. Gracias.

Lista de distribución de AFAC

Hola:

Si… Lo que más recuerdo es precisamente eso: el “¿y ahora qué?” y el “¡Ahora si!”.

Y ahora que… ha llegado mi niño a casa, ¿me querrá tanto como yo le quiero desde que me reconocí ese deseo de tenerle?

Y resultaba que no. Resultaba que la adopción, no era un proceso en una sola dirección… Era un proceso en el que ambos debíamos “adoptarnos”. Eso fue algo con lo que yo no contaba… ¡claro!... y es que esto existe muy a menudo en los niños no tan pequeños y en aquel entonces, no te lo contaban.

La adaptación es un proceso que no solo se queda en China mientras pasas quince días.

Tampoco es solo aquel proceso que conlleva ese acoplamiento en el nuevo entorno familiar, ni es solo la nueva casa, la nueva habitación que fue previamente preparada durante una larga espera y llenada hasta rebosar de amor en forma de peluches y colores con todo tipo de sonidos, no solo son las comidas y nuestra desbordante imaginación pensando en que, quizás, detrás de aquellas pequeñas narices inmersas en el tazón de papillas o macarrones con tomate anda un trauma, una hambruna en el orfanato… “seguro que es por eso por lo que devora con avidez” te dices a ti mismo mientras le observas comiendo… y tú, babeante, de tanta felicidad.

La adaptación es ese proceso que se acaba cuando del “ahora qué”, pasas al “ahora si”.

¡Ahora si que también, mi pequeña princesa o mi pequeño príncipe de ojos con forma de medias lunas, me ha adoptado!

Y hasta que eso llega, hasta que nuestros peques nos adoptan puede pasar un invierno. (Porque no sentirse adoptado por tu hijo es como un invierno… hace frío, no hay luz ni calor, se hacen tristes los días… ¿sabéis?)

Pero todo llega… Llega la primavera en esto de la adopción mutua. Verdaderamente el amor y el intenso deseo que tuviste en querer ser padre hace maravillas. Y llega un pequeño acto… un sutil suceso que te dice que tu hijo ya te ha adoptado…

Yo lo recuerdo y creo que lo recordaré siempre. Fue una calurosa noche de su primer verano… eran las dos de la madrugada y sus pequeños piececitos caminaban en dirección a mi dormitorio para, en silencio, encaramarse a mi cama con sus veintinueve meses y juntarse, muy pegadito a mi lado para retomar el sueño mientras sus menudos bracitos intentaban abarcar malamente mi ancho cuerpo y una pierna reposaba sobre mi inmensa barriga.

Saludos,
Rafa Bonacasa

Duda, dificultad, resolución. Nosotros sólo tenemos la duda, nos conmueve leer vuestros testimonios, nos morimos de ganas de llegar ahí, y poder contarlo con tanto amor.

0 comentarios