El mar
El mar se presenta ante mí como un enigma mágico y siempre me permite una pirueta.
Hoy, el reflejo del sol sobre el agua dibuja, de nuevo, un círculo plateado en el horizonte. Y, de nuevo, al mirarlo fijamente... ¡zas!, estoy a tu lado. Te beso, acaricio tu tripita, puedo acunar tu risa y si me apuro un poco, llego a cambiarte el pañal o al último biberón.
El ruido del tránsito me recuerda que hemos llegado ya al primer semáforo del Paseo de Colón. Desde el asiento trasero de la moto, abrazo a tu padre y degusto estos minutos de ternura antes de llegar al trabajo.
Hoy, el reflejo del sol sobre el agua dibuja, de nuevo, un círculo plateado en el horizonte. Y, de nuevo, al mirarlo fijamente... ¡zas!, estoy a tu lado. Te beso, acaricio tu tripita, puedo acunar tu risa y si me apuro un poco, llego a cambiarte el pañal o al último biberón.
El ruido del tránsito me recuerda que hemos llegado ya al primer semáforo del Paseo de Colón. Desde el asiento trasero de la moto, abrazo a tu padre y degusto estos minutos de ternura antes de llegar al trabajo.
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