26 de enero
Justo hoy, hace tres meses, aterrizabamos en Naning. ¡Qué curiosa es la percepción del tiempo! tres meses, lo pienso y me parece poco, me parece que hace nada y sin embargo tengo la sensación de que Júlia está con nosotros desde siempre.
¡Ah el tiempo!, lo poco que me cunde, querría que las horas se duplicaran, ja, ja, ja... poder pararlo en algunos instantes y acelerar otros para que pasasen más rápidos. Sobre todo lo que querría es que no llegara nunca el dia 27 de febrero. Se me ha hecho tan corto este permiso de maternidad.
En estos días siento que Júlia empieza a tener claro que soy su madre, aunque aún no diga mamá, a veces me mira con cara de saber que lo soy, lo intuyo. Soy su incondicional, la que siempre está.
¿Qué va a pasar ahora? sólo tenemos un mes para aprender a separarnos a ratitos hasta que llegue el día D y me marche a las ocho y no vuelva a verla hasta las tres. ¡Glups!.
Ahora cada martes hacemos la primitiva, la bonoloto, el euromillón, yo que sé... lo que tenga bote. No pedimos mucho, sólo el salario de siete meses, justo para que llegue septiembre y Júlia tenga dos años y empecemos la guardería muy, muy, muy despacito.
La abuela dice que ella también hace la primi... sí, sí, eso dice ella, pero que a mí trabajar me va a sentar muy bien, que tengo que ser una mujer de mi tiempo, que tengo mucha suerte por poder reducir la jornada y no trabajar por la tarde, que a ver...
Sabes Júlia, se muere de ganas de quedarse contigo, de darte la papilla, de llevarte al parque, de preparte esas lentejillas tan buenas que sabe hacer, de contarte cuentos, de consentirte, de presumir de nieta chinita, de achucharte y comerte a besos...
También te quiere con locura.
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